lunes, 27 de agosto de 2012

PARA VIVIR EN PAZ

Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas, pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. En todo esto no se revelaba nada pacífico. Sin embargo, el Rey observó cuidadosamente y observó que tras la cascada había un pequeño arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir del la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido.
Sin dudarlo el Rey escogió esta pintura y explicó:
"Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas, exista calma y serenidad dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz"
Seguramente, todos nosotros en algún momento de la vida nos hemos encontrado en medio de dificultades. Sin embargo, en medio de todo ello es posible vivir en paz. En la historia anterior, en medio del aguacero con rayos y truenos, el pajarito sabía que su perfecta protección era la grieta (la Roca), el sustento de su hogar era el arbolito (La Vida), y su sueño de traer a un nuevo ser al mundo le mantenía vivo en ese lugar (su sueño). Similar, en medio de este mundo tormentoso, en medio de nuestras luchas y adversidades, lograremos vivir en paz, si es que entendemos que nuestra protección es la  Roca Fuerte (Nuestro Señor Jesucristo), porque en él debe estar cimentado nuestra vida; si es que vivimos firmemente aferrados al árbol de la vida y con el corazón dispuesto para cumplir el sueño de Dios en nuestra vida.

Con cariño, José y Evelyn Ramos
Misión Carismática Internacional Arequipa

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